viernes, 16 de febrero de 2007
Tihela 2.0
马克
Llego.
Un chino rapando, una china escondida y otra tirada en un sofá con rizos a lo Rijkaard hablando por teléfono no-inalámbrico.
Cortá?
Lavá y cortá pronuncio haciendo el signo internacional de las tijeras (espero que no me hayan malinterpretado).
Me hacen esperar sentado de cara a un espejo mientras la escondida hace no se sabe qué a un cliente que luego sale contentísimo y flotando, y la telefonista sigue discutiendo por el aparato acaloradamente (igual pide explicaciones a quien le hizo los rizos).
Nota mental: he de aprender mandarín si quiero enterarme de algo en este comercio.
Mientras me absorto en cómo el chinopeluquero deja en modo bola de ciprés a otro compatriota amarillo, vuelve la agazapada y me anuncia su espejito-espejito.
Me pega una paliza literal lavando la cabeza, y haciéndome el masaje en sienes, coronilla, nuca, cogote y espalda propiamente dicha, mientras sigue aténtamente un programa de la tele china por satélite y discute con el otro chino en modo volúmen alto con vibración timpánica sin prestarme atención a mis quejidos y sollozos.
Nota mental: he de cuidar más a mi espalda, he de aprender mandarín II y he de llevar mis tapones a todas partes.
Tras dos tipos de tihelas, una máquina, un peine y una esponja amarillenta acabo con un corte mezcla Forrest Gump y Carlos Sainz; eso sí, a lo chino.
7 eulo
恩格拉西亚
Llego.
Un chino rapando, una china escondida y otra tirada en un sofá con rizos a lo Rijkaard hablando por teléfono no-inalámbrico.
Cortá?
Lavá y cortá pronuncio haciendo el signo internacional de las tijeras (espero que no me hayan malinterpretado).
Me hacen esperar sentado de cara a un espejo mientras la escondida hace no se sabe qué a un cliente que luego sale contentísimo y flotando, y la telefonista sigue discutiendo por el aparato acaloradamente (igual pide explicaciones a quien le hizo los rizos).
Nota mental: he de aprender mandarín si quiero enterarme de algo en este comercio.
Mientras me absorto en cómo el chinopeluquero deja en modo bola de ciprés a otro compatriota amarillo, vuelve la agazapada y me anuncia su espejito-espejito.
Me pega una paliza literal lavando la cabeza, y haciéndome el masaje en sienes, coronilla, nuca, cogote y espalda propiamente dicha, mientras sigue aténtamente un programa de la tele china por satélite y discute con el otro chino en modo volúmen alto con vibración timpánica sin prestarme atención a mis quejidos y sollozos.
Nota mental: he de cuidar más a mi espalda, he de aprender mandarín II y he de llevar mis tapones a todas partes.
Tras dos tipos de tihelas, una máquina, un peine y una esponja amarillenta acabo con un corte mezcla Forrest Gump y Carlos Sainz; eso sí, a lo chino.
7 eulo
恩格拉西亚
Etiquetas: Experiencias
Suscribirse a Entradas [Atom]