sábado, 4 de agosto de 2007

 

Tihela 4.0 estival

Dije que no volvería a la pelu china, pero me olvidé que el pelo crece. Y crece y crece hasta llegar a un nivel 11811 en pleno agosto con todo el pueblo de vacaciones. Porque Mataró cierra en verano, pero cierra de verdad.

Pero (qué raro!) los chinos no. Deben tener vacaciones allá por el 43 de febrero de los años impares múltiplos de 44, mientras no caiga el año en el del dragón, el cerdo o el ligre (si, ése, el mezcla de tigre y león).

Pues eso, que voy yo y mis pelos (cada vez menos) a la pelu china y me dispongo a un corte express que el tiempo es oro en verano (pero oro del que quema, oro vivo). Pero no. Esta empresa la deben montar y desmontar cada día y cada vez que vas las cosas funcionan de diferente forma.

Hoy tocaba lavarte la cabeza durante 20 minutos de rascamientos y dedazos y uñazas (con jabón, eso sí) con masaje craneal incluido. Tengo las neuronas excitadas y separadas unas de otras, lo cual me hace pensar de forma rápida y clasificada.
Después del lavado y aclarado (corto en comparación) un corte de pelo (pero pelo a pelo) de entre 30 y 40 minutos. El chino (de edad comprendida entre 14 y 45, no sabría decir cuál) se lo ha tomado como si mi cabeza fuera un ciprés o una escultura única: minucioso y perfeccionista. Total, mis pelos son anárquicos y progresistas de aquí a 4 días; pero cómo le haces entender eso a una persona que no habla tu idioma (ni siquiera el corporal)?

Pues nada, 7 eulos, y a la calle bien fresquito.


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