lunes, 14 de julio de 2008
Timar sin esforzarse
Suena el teléfono.
Número desconocido.
Voz de latinoamericana: que si le puedo dar los datos de mi contrato telefónico.
Río. Le pregunto que si hay gente tan tonta como para dárselos al primer desconocido que llama.
Ríe. Que sí, que todo el mundo se los da. Que soy el primero que no.
Río. Le deseo buena suerte y que siga buscando.
Número desconocido.
Voz de latinoamericana: que si le puedo dar los datos de mi contrato telefónico.
Río. Le pregunto que si hay gente tan tonta como para dárselos al primer desconocido que llama.
Ríe. Que sí, que todo el mundo se los da. Que soy el primero que no.
Río. Le deseo buena suerte y que siga buscando.
Igual sí soy un desconfiado, igual cuelgo a la más mínima, igual no querían hacer nada malo con mis datos bancarios... pero por lo que no paso es por esa sonrisa socarrona de decirle a una timadora que si se cree que soy tan gilipollas como para caer y que ría.
Si es que ya ni se esfuerzan en disimular.
Si es que ya ni se esfuerzan en disimular.
Etiquetas: Experiencias
Suscribirse a Entradas [Atom]